Otra vez la angustia de no saber que estaba pasando ahí fuera me impedía dormir. Más explosiones, más disparos y más gritos lejanos. Y mientras tanto yo, tumbado en una cama leyendo. Sin poder hacer nada para solucionarlo. Aunque ahora que lo pienso, ya es demasiado tarde para intentar arreglar la situación mediante el diálogo. De hecho, es una tontería. De verdad que lo es.
El ruido de un nuevo paquete cayendo en la cámara-buzón -por llamarlo de alguna forma- me inquietó. Pues no era el horario...
Continuar leyendo